Yo como muchos mortales, pienso en el futuro, hago esfuerzos por mantener una actitud positiva y optimista. Reviso mis valores para subsanar las ideas nocivas, erróneas y procuro mantener activa esa máxima de "mejora continua" que tanto se aplican en las gestiones de calidad de empresas o entidades sociales. Pero últimamente hay una idea un tanto obsesiva por la que tengo especial fijación y es la que atañe al cuidado de mi salud. Cuando pienso en mi futuro, me viene a la cabeza la preocupación de imaginarme con las fuerzas necesarias para poder seguir trabajando a los 70, a los 80 y a los 90 años (si es que llego a alguna de esas décadas).
No tengo hijos, pero tengo unos sobrinos a los que adoro, también me siento muy unido a los hijos de mis amistades. Cuando los miro jugar, reír y cuando observo sus conductas inocentes tan poco contaminadas, pienso para mi: "¿qué clase de mundo es el que les espera? ¿qué mundo es el que estamos construyendo que van a legar cuando sean mayores?....." Me invade la vergüenza ajena. Zarandeo mi cabeza, recobro la compostura y procuro recuperar mi talante optimista para acabar pensando: "Sigue buscando la mejora continua, mantén viva la fe en aquello en lo que crees". No sé si servirá de algo, pero al menos me ayuda a seguir sonriendo cuando veo la pureza de mis sobrinos y la de los hijos de mis amigos.
Penita me da el pais que les estamos dejando....
ResponderEliminarNo todo está perdido, cierto es que nos esperan ahora cuatro años muy duros por delante, pero no dejaremos títere sin cabeza.
ResponderEliminar